martes, 17 de agosto de 2010

Biografia de Julio Verne:

Nació en la isla de Feydem en Nantes, Francia el 8 de febrero de 1828. Era el mayor de los cinco hijos que tuvo el matrimonio formado por Pierre Verne, que procedía de una familia vinculada a la jurisprudencia (su abuelo fue consejero notario de Luis XV y presidente del Colegio de Abogados de Nantes), y de Sophie Allotte de la Fuÿe, perteneciente a una familia de militares. En 1839 ingresa en el colegio Saint-Stanislas donde demuestra su talento en geografía, griego, latín y canto. Cuando terminó su primer ciclo de estudios su padre, Pierre Verne, le regaló a él y a su hermano, Paul, un balandro de vela con el que planearon descender por el Loira hasta el mar; sin embargo, Jules declinó al momento de emprender la aventura ya que había sido suficiente la planificación del viaje

Muchos biógrafos afirman que en 1839, a los once años, se escapó de casa para ser grumete en un mercante que viajaba a India llamado Coralie, con la intención de comprar un collar de perlas para su prima Caroline (de quien estaba enamorado), pero su padre alcanzó el barco y bajó a Jules. Y desde allí empezó a escribir historias, pero realmente el interés por escribir se le da cuando una maestra le cuenta anécdotas de su marido marinero. Verne estaba interesado en la poesía y la ciencia. Leía y coleccionaba artículos científicos, demostrando una curiosidad casi enfermiza que le duraría toda la vida. En 1846 regresa del Liceo Real de Nantes con un alto promedio; probablemente gana un premio de geografía. Comienza a escribir prosa.

En 1847 comenzó sus estudios de derecho en París. Su prima Caroline se compromete. Escribe una obra de teatro: Alejandro VI. En 1848 fue introducido por su tío Châteaubourg en los círculos literarios, donde conoció a los Dumas, padre e hijo; el primero tendrá gran influencia personal y literaria en Verne. En 1849 se recibe de abogado y su padre le permite permanecer en París. Sigue escribiendo teatro. Su padre quiso que se dedicara a su carrera de abogacía, pero él no estaba por la labor y su padre, enfadado con él, dejó de financiarle. Además todos sus ahorros los gastó en libros y pasó largas horas en las bibliotecas de París queriendo saberlo todo. A Verne apenas le alcanzaba para comer, lo que le ocasionó tantos trastornos digestivos (ocasionándole desarreglos estomacales e incontinencia fecal) como trastornos nerviosos que acabarían por desfigurarle la cara y parálisis facial.